Carta desde el país del fundraising naciente From Daryl Upsall
Las cifras de la Conferencia Japonesa de Fundraising 2018 han sido tan increíbles como el delicioso sushi y sashimi que compartí en mi reciente viaje con mis colegas japoneses: récord de 1.560 asistentes a la conferencia, 999 recaudadores certificados y todo levantado a partir de cero en tan sólo ocho años.Autor: Daryl Upsall
Masa Uo, el CEO de la Asociación Japonesa de Fundraising y su excelente equipo de trabajadores y voluntarios, han conseguido todo esto en un país donde hasta 1998 no se legalizaron las bases legales para constituir una organización no lucrativa (ONL), cuando se ratificó la “Ley sobre la promoción de actividades sin fines de lucro”, más conocida como “Ley ONL” hoy en día.
Culturalmente hablando y al igual que en la mayoría de sociedades, la recaudación de fondos y la filantropía existen en Japón desde hace milenios: para levantar templos, monumentos, instituciones culturales y educativas e incluso en el contexto familiar. Sin embargo, la recaudación de fondos profesional, organizada y sistematizada es relativamente nueva en ese país. Cuando comencé a trabajar en Japón a mediados de la década de los noventa con Greenpeace Japón, solo había un modelo excepcional del que aprender, UNICEF Japón.
La oficina nacional de UNICEF recaudaba por entonces un promedio unos 20 millones de dólares (un poco más de 16 millones de euros) vendiendo postales, regalos y con recaudación en efectivo.
El veterano director de captación de fondos y marketing Richard Pordes, que también ha participado en este congreso de 2018, implantó allí en 1992 el correo como método para recaudar fondos y algo mágico sucedió. El público japonés respondió a estos llamamientos postales en frío enviados desde la sede central de UNICEF en Nueva York con un increíble 14% de respuestas positivas. Estos resultados nunca vistos en cualquier otro sitio catapultaron a UNICEF Japón a la cima de países recaudadores de UNICEF, de la que no se ha bajado todavía.
Desde entonces, sólo Medicines Sans Frontiers (MSF) y UNHCR (la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados), ambas asesoradas por Pordes después de su retiro de UNICEF, han tenido un éxito significativo en la obtención de apoyo filantrópico masivo por parte del público japonés y han puesto la barrera muy alta para otras organizaciones no gubernamentales tanto nacionales como internacionales.
Pero, ¿Qué es lo que impide que los recaudadores japoneses y las organizaciones que recaudan alcancen sus objetivos? Según lo visto y hablado en el nuevo encuentro de recaudadores certificados en el que participé, pasando por los intensos debates mantenidos hasta las sesiones de asesoramiento en los que participaron mis colegas Kyla Shawyer, CEO de Resource Alliance y Alan Hutson, de Monument Group, parece que hay varios factores interconectados en juego.
El solo hecho de que la conferencia comenzara un viernes por la noche y cerrara el domingo por la noche y de que muchos delegados la pagaron de su propio bolsillo ya dice mucho sobre el concepto que tienen los consejos directivos de las ONG japonesas sobre la captación y sus captadores. El desarrollo profesional de los fundraisers, muy limitado, sólo se permite en el tiempo libre, y no es algo en lo que no están muy dispuestos a invertir.
El público japonés, e incluso mis amigos más cultos y de mentalidad profesional internacional, no entienden bien qué es una ONG y qué es la captación de fondos. Mucha gente piensa que el gobierno, ya sea nacional o local, es el proveedor de todos los servicios que reciben, que la pobreza no existe en su país o que incluso las ONG han sido fundadas por el estado.
En la sesión plenaria de apertura, compartí el escenario con un carismático ‐y ya retirado‐ ex director de Mitsubishi Corporation que ahora preside la prestigiosa Universidad de Tokio, unas de las universidades japonesas más antiguas. Me contó que estaba asombrado de lo duro que resultaba recaudar fondos para el centro, sobre todo ahora que el gobierno había recortado los fondos, ¡Y eso que él conoce a los empresarios más importantes de Japón!
La empatía fue uno de los temas centrales de la conferencia de este año, así como la necesidad de construir una empatía pública masiva hacia las ONG y potenciar una mayor empatía entre donantes y colaboradores de las causas a las que donan. Sin embargo, también hubo una corriente secundaria subyacente sobre la necesidad de una mayor empatía dentro del sector y la profesión. Las largas jornadas de trabajo, la falta de vacaciones, los bajos salarios y malas condiciones laborales, la falta de apoyo/comprensión profesional y gerencial y las expectativas de los jefes de altos niveles de ingresos con bajos niveles de inversión se mencionaron como carencias comunes que infectan el
sector japonés de la recaudación de fondos.
Además, los recaudadores japoneses se enfrentan a otros desafíos comunes: una cierta cultura de «miedo al fracaso» en las ONG y lo difícil que resulta lograr inversión para probar, fracasar, volver a probar, aprender y luego seguir. Esto impide no sólo innovar, sino incluso probar técnicas y canales de recaudación de fondos que han dado resultado en Asia y otros lugares.
En el tiempo que pasamos escuchando y hablando con otros recaudadores sobre sus preocupaciones, se hizo evidente que había una necesidad desesperada de más apoyo mutuo y solidaridad entre ellos a través de «grupos de intereses comunes» informales. Allí podrían reunirse para compartir problemas y encontrar soluciones conjuntas y para que recaudadores de fondos más experimentados que sobrevivieron y prosperaron a lo largo de los años les asesoraran.
Lo que fue verdaderamente inspirador para mí en esta Conferencia Japonesa de Fundraising 2018 según su fue acercando su final fue comprobar cuán multigeneracional es la nueva ole de captadores japoneses: chicos de instituto llamados a planificar una gran campaña para educar a sus padres y sus comunidades sobre la importancia y el poder del captación; directivos ya jubilados obteniendo su certificación de captador o exitosos y jóvenes empresarios de medios digitales dedicando su talento a apoyar a las ONG.
Además, los captadores japoneses necesitan más acceso y conocimientos sobre cómo pueden aprender y ser apoyados por la comunidad global de fundraisers, a pesar de estar más al tanto de páginas web y blogs como SOFII, The Agitator, 101 Fundraing y de los innumerables grupos de discusión que existen en Linkedin.
Dado la increíble energía, entusiasmo, sed de conocimientos, deseo de triunfar, pasión, humanidad y sobre todo empatía que yo y mis colegas internacionales sentimos por parte de los recaudadores que conocimos en la Conferencia Japonesa de Fundraising 2018 estos últimos días, sólo es cuestión de tiempo que llegue el momento de que la recaudación de fondos despegue en ese país y alcance su verdadero potencial.
En Japón existe un aplauso colectivo muy especial que se usa para cerrar las celebraciones. ¡Animo a todos los recaudadores de fondos a juntar sus manos por nuestros hermanos y hermanas japoneses!