28 febrero, 2024

Los tiempos han cambiado: los jóvenes y las ONG

Escrito por Claudia Gil En Noticias with No comments

La media de edad entre los socios y donantes de las entidades no lucrativas es de 59 y 50 años respectivamente. Lo que significa que hay una gran brecha generacional. Los más jóvenes, aun formando parte del 96% de la población que sabe lo que es una ONG, se mantienen al margen de la colaboración económica.

 

La situación económica actual, no facilita que la gente de mi generación, entre los 18-30 años participe activamente como donantes puntuales o recurrentes de una organización. Los sueldos bajos, la falta de trabajos estables o el precio del alquiler, impiden que podamos plantearnos, siquiera, un gasto extra mensual para causas benéficas. Las posibilidades económicas junto a la desconfianza es una de las principales barreras contra la colaboración.

Como joven de 24 años la falta de tangibilidad e inmediatez en los resultados me genera incertidumbre. Somos una generación que nos hemos acostumbrado a saciar nuestras necesidades de forma rápida y sencilla, lo quieres, lo tienes. Hemos perdido la paciencia y la espera por construir algo más sólido. A esto, se le suma la desconexión que provoca la falta de contacto continuo con la ayuda que podríamos ofrecer.

Un bombardeo de información

Recibimos miles y miles de estímulos constantes a través de las redes sociales. Cantidades ingentes de información que desvían nuestra atención de un lado a otro. Tanto, que a mí, por ejemplo, me cuesta recordar que contenido he consumido previamente. Lo que provoca que pierda fácilmente el foco en aquello que no está presente en mi vida de forma persistente. Por este motivo, las causas que más captan la atención y la participación de los jóvenes son aquellas que se vuelven mediáticas, que impactan en la rutina, como son las emergencias humanitarias. Ya que despiertan en nosotros una empatía instantánea, según se concluye en el Estudio del donante 2022, de la AEFr.

Este exceso de información, genera desinformación en sí misma. Oímos tantas opiniones, tantas experiencias, tantos discursos, y mensajes diferentes sobre un tema que no sabemos a que atenernos. Como periodista este tema me preocupa especialmente, me resulta imposible saber que informaciones son verdad o mentira, porque todas están sesgadas. Por eso no existe confianza en el destino que tomará nuestra aportación cuando colaboramos con una ONG, nadie recibe la información de forma clara y concisa, si no envuelta en contradicciones constantes.

Por tanto, considero muy importante que las ONG, desmientan o corroboren los discursos y sean transparentes. Mantener un papel activo en la comunicación del trabajo que llevan a cabo, generará más confianza entre las nuevas generaciones. Pero para eso hay que adaptar el mensaje a las nuevas fórmulas. En muchas ocasiones los mensajes muy directos resultan intrusivos, insustanciales y así no van a causar el efecto deseado. Un contenido breve, pero de calidad, que permita visualizar la labor de la organización, desde la sutileza y apelando a la emotividad, es lo que a mí me despierta realmente el interés. Y acostumbrados como estamos, a consumir esos contenidos en redes sociales como Instagram y TikTok, posiblemente también pase lo mismo con otros posibles donantes jóvenes.

No se decir que «no»

Algo similar ocurre con la Captación Directa, ha sido un canal de captación muy eficaz, pero a día de hoy puede resultar abrumador. Cuando camino por el centro de Madrid no me siento cómoda teniendo que esquivar captadores, ya sea porque voy con prisa, o porque me han parado hace un minuto diciendo exactamente lo mismo, “Buenos días, podrías pararte un momento a hablar conmigo, es que no se me para nadie, por favor”. Cuando oyes esto empatizas, porque es otra persona joven que esta buscándose la vida como tú. Pero cuando todos te dice lo mismo, por lo menos yo, me siento engañada y desconfío. Personalmente, decir que no o ignorar directamente a estas personas me cuesta mucho. Pero pararme supone enfrentarme a una conversación eterna repleta de excusas porque no puedo permitirme hacer una aportación económica, y no se me proponen otras alternativas. Esa situación incómoda solamente aleja a los jóvenes de la colaboración con las organizaciones, porque sin pretenderlo, automáticamente relacionas ese sentimiento con las ONG.

Pero esto no significa que lo jóvenes seamos completamente ajenos a la ayuda humanitaria y las desigualdades sociales. De hecho, creo que somos una generación muy activa en reclamar derechos y libertades, que reivindica el cambio y la lucha ante las injusticias. Quizás por los motivos ya mencionados somos reticentes a la colaboración económica. Pero hay otras alternativas mediante las que podemos ser parte activa de una entidad no lucrativa.

Al pie del cañón

Reforzar la relación entre las nuevas generaciones y las ONG es posible. Los tiempos y las circunstancias han cambiado, y hay que saber adaptarse a las nuevas necesidades. Quizás el foco no deba ponerse tanto en por qué los jóvenes aportan menos a las ONG, sino en dejar de esperar que colaboren de la misma manera y empezar a buscar nuevas fórmulas.

El voluntariado es una vía muy interesante ya que consigue que nos familiaricemos con las organizaciones, conozcamos su labor de cerca viendo resultados tangibles y, por tanto, empaticemos y conectemos más con las causas. En mi caso, descubrir desde mi propia experiencia el trabajo que llevaba a cabo la ONG con la que colaboré, hizo que valorarse más su trabajo y crease un vínculo de confianza con ellos. Esa cercanía es el mejor incentivo para convertirnos en socios y apostar por una u otra organización.

Creo que todos los jóvenes somos conscientes de la importancia del trabajo que llevan a cabo las entidades no lucrativas. Pero al menos yo, no me considero suficientemente mayor como para asumir la responsabilidad de participar en ello de otra forma que no sea desde la experiencia directa. Ya sea por falta de recursos o por falta de identificación con el mensaje que recibimos.

 

Claudia Gil – Técnico de Comunicación en la Asociación Española de Fundraising

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