Narrativas Migratorias del Amor: Creando comunidad
En esta edición número 23 de Conversaciones de Fundraising hablamos con Lucila Rodríguez, directora general de la fundación Por causa que nos va a habló de Narrativas Migratorias del Amor: de la solidaridad a la comunidad, el último documento que han presentado desde la fundación.
Narrativas alternativas para ONG
Este informe surge a partir de un informe previo de Narrativas alternativas que trataba de dar respuesta a por qué las narrativas que estaban usando en las ONG no estaban funcionando. “Intentábamos encontrar soluciones a la desbandada de las audiencias que se estaban yendo en masa”, explica Lucila. “El covid cambio todavía más a las organizaciones. Este análisis es la evolución de esa propuesta de narrativas alternativas teniendo en cuenta la última gota que ha desbordado el vaso que es el covid”, añade.
El covid ha catalizado una crisis de valores, pero los estudios de Por causa no reflejan que la audiencia haya perdido las ganas de ser colaboradora o solidaria, sino que tiene más que ver con el marco narrativo. El estudio pone fecha al inicio de este marco narrativo de tristeza en el 11S. “Es ese momento en el que converge un hecho dramático con el desarrollo de las nuevas tecnologías que permitieron verlo en directo. Fue como una especie de reality show y ese impacto permitió que el susto se convirtiese en miedo”, explica Lucila Rodríguez.
Este hecho supuso también que creciese la desconfianza entre las personas y eso choca con el mensaje de las organizaciones. “Tú a la gente le pides que te ayude a hacer un mundo mejor porque sienta fraternidad con los que le rodean. Sin embargo, el mensaje que reciben es que tienen que tener cuidado con los que le rodean porque te pueden atacar, eso destruye la solidaridad”.
“Frente al individualismo, soledad y odio, una solución: el amor y la comunidad”.
El ser humano es gregario por naturaleza, pero con el fin de controlar a los individuos se promueve ese concepto del individualismo que nos lleva a “autoexplotarnos”. “En ese espacio cuando pasa algo terrorífico cómo es el covid, ¿Qué herramientas tienes?”, plantea Lucila, “Al final buscamos puntos de unión, buscamos comunidad y el odio es un espacio que te ofrece comunidad”. Una comunidad que es negativa, pero que satisface esa necesidad de comunidad y se enfrenta a las organizaciones que deberían estar canalizando para convertirla en algo positivo.
De esta necesidad de crear comunidades en positivo es donde aparece el concepto del amor. “El amor no es más que el hecho de trabajar de forma colectiva para conseguir un beneficio sin pensar de forma individual», explica. «Es buscar la comunidad desde el amor a lo que estas generando”.
En el informe se reivindica la palabra “amor” y los procesos que incluye y se analiza por que ha sido denostada este concepto. “La edad media es el momento donde se empiezan a usar herramientas de desunión y no se volvió a atrás. Se desnaturalizan muchas cosas, la música, el sexo, las comunidades y el concepto de amor, que se sustituye por el amor romántico que es una parodia del amor filial”, dice la coautora de este estudio. “El amor tiene que ser una cosa de comunidad, sino acaba consumiéndote en el individualismo de la pareja”, añade.
La guerra de Vietnam es un ejemplo del triunfo de este concepto de amor como unión. El movimiento Hippie fue el que consiguió sacar a Estados Unidos de una guerra de la que no eran capaces de salir. Lucila Rodríguez señala que “fue un movimiento apoyado en todas las herramientas que describe el estudio: música, espacios comunitarios, sistemas no piramidales de trabajo,…”.
“Hay que proponer modelos que sean alternativos con las nuevas herramientas que tenemos”.
Señala que una de las problemática a las que se enfrentan las ONG, es que las organizaciones que tenían recursos no han invertido en generar comunidades fuertes y han trabajo con sistemas de marketing rápidos para conseguir sensaciones de urgencia puntuales. “Hemos optado por sistemas que son muy fáciles y rápidos pero no son sólidos. Esto afecta a todo el marco porque hemos perdido la reputación y la credibilidad. Pero sobre todo hemos perdido la oportunidad de tener en nuestras manos el debate público”, explica Lucila Rodríguez.
Las nuevas narrativas son claves para generar estas comunidades, creando nuevas historias y teniendo en cuenta que el objeto de la ayuda no puede ser ajeno a la persona que recibe la información. “Hay que proponer modelos que sean alternativos con las nuevas herramientas que tenemos”.